Sin grises, en los 100 días Milei logró imponer el ajuste, por Rosario Ayerdi

El Presidente hace un análisis positivo de sus primeros días de gestión. Muestra los números en verde de la economía aunque acepta que la mayoría de los ciudadanos está peor.

Cree que los votantes siguen de su lado porque mantienen expectativas sobre el futuro. Sigue mirando a la política con desconfianza pero acepta la negociación con algunos sectores de la oposición dialoguista.

Cree que pudo dejar en evidencia un nuevo orden ideológico. Su rol en las redes sociales, que seguirá manteniendo a pesar de las críticas.

“Extremadamente positivo”. Así, con mayúsculas, responde Javier Milei ante la consulta sobre su propio balance de los primeros cien días del gobierno que encabeza y del que es protagonista absoluto.

Para el jefe de Estado los grises no existen: enumera todos los activos pero no hay lugar para las derrotas porque inmediatamente busca transformarlas en victorias.

El próximo martes Javier Milei cumplirá cien días al frente del Poder Ejecutivo y desde la Casa Rosada sigue desafiando todos los pronósticos que la política tradicional le augura.

Uno de ellos tenía que ver con que marzo sería el mes que el libertario sufriría un punto de inflexión con la ciudadanía, que ya no aguantaría más ajustes.

Milei sonríe y responde que, por el contrario, los argentinos tienen esperanza y recita encuestas que dan muestra de la crisis que atraviesa la sociedad pero se concentra en las expectativas que su gobierno genera.

“Sabemos que la gente está mal”, dice Milei. Según el propio jefe de Estado, el 70% de los encuestados dice que su situación económica empeoró en los últimos meses.

Pero Milei y su principal asesor, Santiago Caputo, se jactan de leer como nadie el ánimo de los argentinos: lo importante es qué piensan del futuro y el 47% responde que su situación va a mejorar. “Casi la mitad de los argentinos ve una luz al final del camino”, dice el líder libertario y asegura que la palabra “esperanza” es la que más aparece.

Estos números surgen del análisis de varias encuestas. En la Casa Rosada hablan de los números de Opina Argentina, Casa Tres y CB Consultores. “Está claro que la situación es mala, pero los números muestran que hay confianza y expectativa.

Además la imagen del Presidente se mantiene a pesar del ajuste y eso indica que la mayoría entiende la necesidad de este ajuste”, dicen cerca del Presidente.

Milei no habla de la licuación de salarios y jubilaciones pero sí del déficit cero que consiguió gracias al recorte de fondos.

“En lo económico evitamos la híper, la inflación está bajando, alcanzamos el déficit cero en el Tesoro, redujimos el cuasi fiscal en un 60%, compramos US$ 10.500 M, estamos saneando el BCRA, la brecha efectiva desapareció, el riesgo país cayó 1200 puntos (los bonos subieron US$ 30), las acciones volaron y los futuros del dólar están alineados con la política cambiaria del BCRA”, responde el Presidente ante la consulta de PERFIL sobre los primeros 100 días de gobierno.

El propio Milei reconoció que marzo y abril serán “muy complicados”. Quizás por ello, Santiago Caputo dice que la oposición “tiene dos meses para destruirnos” y si no lo hacen, sobrevivirán con el objetivo de “ir más a fondo contra la casta”.

Hasta ahora, Milei también había logrado desafiar a los principales análisis políticos que le advierten a los outsiders que llegan al poder que, una vez en la presidencia, los partidos siguen importando.

Incluso, dan muestra de distintos ejemplos que marcan que sin legisladores que les respondan, es difícil su supervivencia.

El jefe de Estado libertario se encontró con esta traba y sufrió las dos principales derrotas en sus primeras semanas al frente del Ejecutivo: la caída de la ley ómnibus en la Cámara de Diputados y el rechazo del mega- DNU en el Senado.

Pero, una vez más, Milei no acepta el fracaso y asegura que se trató de un aprendizaje. “Hemos dejado expuesta a toda la clase política induciendo a un reordenamiento de todo el espectro ideológico”, dice.

Para el jefe de Estado hubo traidores, pero explica que desde entonces sabe con quién puede negociar.

Divide en tres grupos a la clase política: los orcos (el peronismo y la izquierda que rechazan sus políticas); los mentirosos que dicen estar a favor del cambio pero después son serviles a la primera banda (algunos radicales, la Coalición Cívica y determinadas fuerzas del interior); y los que están del lado de las fuerzas del cielo y acompañan su gestión (libertarios y el PRO en su mayoría).

Sin embargo, Milei entendió que la negociación (palabra que hasta hace semanas rechazaba) es necesaria. Por eso, su reacción ante el rechazo del DNU no fue la misma que con la ley ómnibus: no hubo señalamiento a gobernadores con nombre y apellido y se cuidó de apuntar contra todo el radicalismo.

Desde hace semanas, el jefe de Estado deja moverse con más aire al ala política sin obstruir el diálogo.

¿Y Victoria Villarruel? El propio Milei, que es rápido en las redes sociales, se cuidó de no darle like ni replicar ninguna de las cuentas que atacaron a la vicepresidenta por convocar a una sesión que ya adelantaba el fracaso oficial.

Quien sí lanzó todo tipo de insultos contra la titular del Senado fue Santiago Caputo. Cuando la menciona, lo hace con ironía ya que el asesor la llama “vicepresidenta” con “a”, algo que ella pide que no hagan.

La oposición aún más dura también entiende que los tiempos que el votante le da a Javier Milei son mucho más laxos que las exigencias que ellos mismos reciben.

Cristina Kirchner se apuró en salir sabiendo que aún tiene demasiado respaldo para la velocidad que tiene la gestión y Sergio Massa retrasa su regreso político. “La gente, con tal de que no vuelva el peronismo, está dispuesta a comer raíces”, admite en la intimidad el excandidato presidencial. Axel Kicillof esquiva los dardos y trata de no adjetivar ni responder agravios.

El gobernador bonaerense es uno de los enemigos políticos al que más apunta Milei (ayer convocó a hacerle una rebelión fiscal en la Provincia). “Hay que ignorarlo”, responden desde el entorno de Kicillof mientras buscan la manera de conseguir fondos (algunos, por goteo, ya se están destrabando).

Mientras tanto, Milei asegura que la política tradicional sigue sin interpretar a la ciudadanía y en eso saca ventaja.

Explica que tiene contacto directo con ellos a pesar de una agenda pública reducida al máximo. ¿Cómo lo hace? A través de las redes sociales.

Por eso, aunque se cuenten los minutos que pasa allí por día, no va a dejar de usar las distintas aplicaciones que él mismo maneja.

Rosario Ayerdi

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