Denver derrotó a Miami y es el nuevo campeón de la NBA

Derrotó a Miami Heat 94-89 tras ir atrás buena parte del partido y se quedó con el primer anillo de su historia. Nikola Jokic, otra vez clave: 28 puntos y 16 rebotes.

Era el día más importante de la historia de Denver Nuggets. Desde que surgió en la ABA en 1967 y, sobre todo, desde que llegó a la NBA en 1976, jamás había estado tan cerca de ser campeón de la NBA: 3-1 arriba en la final y con el quinto en casa.

Inmejorable. Apenas acumulaba 3 finales de Conferencia, pero el crecimiento de dos hijos del club, como Jokic y Murray, más la maduración general, los pusieron en esta situación única. Y no desaprovecharon el primer match point, aunque sufrieron como nunca.

Ganaron 94-89, se quedaron con el anillo y ahora sí, ya pueden decirlo: Denver es campeón de la NBA.

Miami quiso amedrentar a su rival de entrada como para ponerlo en situación de duda (0-5, con Strus volviendo a anotar un triple después de tirar 1/7 entre los dos choques anteriores sumados, pero le duró poco, porque el ambiente ayudaba y Denver estaba muy bien plantado en lo emocional, con lo cual el 12-0 siguiente del local no sorprendió a nadie, más allá de que Miami siguió molestando mucho con Adebayo cerca del cesto y Strus atacando el cesto.

Eso no le preocupaba a Malone, que si mantenía el control del tiro de 3 de su rival, sabía que tenía pocas chances de fallar.

Sin embargo, el Heat le demostró lo contrario. Tirando apenas 1/8 en triples, sacó 10 de ventaja en el comienzo del segundo período, con mucha agresividad de sus perimetrales para atacar el aro (Martin, Robinson), y volviendo a la vieja y querida defensa zonal, que en este misma serie le dio enormes resultados en esta misma cancha en el Juego 2.

Denver sufrió mucho, porque dejó de pasarse el balón, le cargaron mucho el rebote ofensivo, y Jokic no aparecía, cuidándose también con 2 faltas desde el primer cuarto. Cuando el serbio empezó a ser la usina generadora, algo mejoró el local, pero con un talón de Aquiles: las pérdidas (10), sobre todo las no forzadas (o no tanto), que terminaron en contras de su rival.

A eso, sumarle un estrepitoso porcentaje de tres puntos (1/15), y en libres (3/8), para encontrar las razones del lado estadístico del 51-44 de Miami al cabo de dos cuartos.

Sin los tiros de tres, y sin la postura asesina de Murray (desconcentrado por momentos), a Denver se le siguió haciendo cuesta arriba el partido. Le faltó más velocidad de ejecución, con demasiado tiempo la bola en manos de Jamal, y otra vez concentrando demasiada ofensiva (la buena), en Jokic, que se hizo cargo y por eso la distancia no se abrió demasiado.

De hecho, Miami tomó algunos tiros apresurados, Denver pudo correr, y en un santiamén igualó en 60 promediando el cuarto. Los Nuggets, además, encontraron un exrtra impensado: el mejor partido, con diferencia, de Michael Porter en esta serie. Metiendo los tiros a su manera, mal tirados, o en momentos no aconsejables, pero pasándola por dentro del arito, que es lo que vale.

El último cuarto prometía todo: 71-70 Miami arriba, todo muy parejo y con una energía en el estadio que, llegado el caso, nadie tenía del todo claro qué iba a generarle a los Nuggets, si motivación o presión extra. La realidad fue que, al menos en lo fáctico, Denver le sacó provecho.

Defendió mejor que nunca, Miami se equivocó de manera inexplicable en algunos ataques, tomando tiros malos después de buenas oportunidades previas, y Denver usó el momento para abrir una pequeña brecha de 7, que le dio un pequeño colchón en un juego apretado.

Miami siguió esperando la aparición de su insignia, Butler, y Jimmy lo hizo. Metió en dos jugadas seguidas 6 puntos (triple y 3 libres por falta al tiro de tres), cuando había anotado 8 en todo el partido.

Entonces todo se le complicó a Denver, porque Porter volvió a ser Porter (tomando los mismos malos tiros, pero errándolos), y cuando quisieron despertarse, Miami estaba arriba 87-86 con poco más de dos minutos en el reloj. Pero esos ciento veintitantos segundos lo tuvieron todo.

Jokic cargándose a su equipo al hombro, Brown metiendo un doble clave tras rebote ofensivo, Butler perdiendo una pelota decisiva a 24s7 del cierre, uno abajo, y defendiendo como leones las últimas dos pelotas.

Los Nuggets cerraron de forma brillante el juego, se lo quedaron 94-89, liquidaron la serie 4-1 y lograron el primer título de su historia, en gran parte gracias a ese fantástico toque de magia que fue la llegada del serbio Nikola Jokic, el MVP de estas finales, aunque todavía no se haya anunciado oficialmente, que hoy tampoco desentonó: 28 puntos y 16 rebotes. ¡Felicitaciones Nuggets!

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