¿Puede Ecuador volver a la gloria de la “Década Ganada”?

Ecuador fue una vez el segundo país más seguro de América Latina y uno de los de más rápido crecimiento. Hoy mira hacia un abismo lleno de crímenes.

Un informe reciente del Centro de Investigación y Política Económica (CEPR) ilustró el dramático declive de Ecuador desde el 2017 en casi todas las áreas socioeconómicas clave, incluida la pobreza, la seguridad, la desigualdad y el empleo.

Mientras el país se preparaba para las cruciales elecciones presidenciales del 20 de agosto, existió una creciente expectativa de que el nuevo gobierno pueda revertir la tendencia y sacar a Ecuador del borde de una catástrofe.

Los resultados reflejaron esta incertidumbre, con la candidata de izquierda de Revolución Ciudadana, Luisa González, obteniendo el 33,61% de los votos, seguida por el empresario Daniel Noboa con el 23,47%.

La caída

Entre los presidentes Lenín Moreno y Guillermo Lasso, el país había vuelto a la norma neoliberal de los años 80, con privatizaciones del sector público, obediencia a los intereses de EE.UU. y un aumento masivo del narcotráfico y la delincuencia, en particular los homicidios.

Mientras que en el último año de la presidencia de Rafael Correa (1997-2007) Ecuador registró 970 asesinatos, esta cifra aumentó a 4.500 al cierre del 2022, quintuplicándose en 5 años.

Lo mismo puede decirse de la tasa de pobreza y desigualdad de Ecuador. Mientras que en diciembre del 2017 las tasas de pobreza y pobreza extrema eran del 21,5% y 7,9% respectivamente, para el 2022 estas cifras alcanzaron el 25,2% y 8,2% respectivamente, con un pico de pobreza del 32% durante la pandemia del covid-19.

El índice de Gini, comúnmente utilizado para medir la desigualdad económica, había aumentado de manera similar del 44,7 al 45,8 entre los años 2017 y 2021.

Todos estos problemas habían generado un gran descontento contra ambos presidentes neoliberales, lo que resultó en levantamientos liderados por grupos indígenas en 2019 y 2022, siendo ambos reprimidos con decenas de víctimas y algunos destacados líderes de la Revolución Ciudadana también encarcelados o exiliados.

El FMI, considerado durante mucho tiempo un culpable clave de los problemas económicos de Ecuador de finales de los 90 y principios de la década del 2000, hizo un dramático regreso durante los mandatos de Moreno, y particularmente en el de Lasso.

El actual presidente aprobó un nuevo acuerdo en mayo del 2022, en el que se comprometió a continuar reduciendo el gasto social y abriendo Ecuador a la propiedad e inversión extranjera.

La campaña

Las últimas semanas de la actual campaña presidencial estuvieron marcadas por el asesinato de un candidato conservador clave, Fernando Villavicencio, así como del candidato de izquierda a la Asamblea Nacional, Pedro Briones.

El debate presidencial del 13 de agosto también dejó mucho que desear. Las fallas técnicas, las interrupciones, la falta de comunicación entre los moderadores y los oradores, y un marcado sesgo en contra de algunos de los candidatos, solo se han sumado a la incertidumbre y confusión existente entre los votantes.

Sin embargo, del caos surgieron dos candidatos claros que disputaron la victoria: los izquierdistas Luisa González y Andrés Arauz del movimiento Revolución Ciudadana y el empresario conservador Daniel Noboa, heredero de la fortuna del conglomerado bananero encabezado por su padre, el empresario y político Álvaro Noboa, quien forma binomio con Verónica Abad.

La candidatura de la Revolución Ciudadana

La campaña de González se ha centrado fuertemente en el legado de la administración y los logros de Rafael Correa, así como en nuevas políticas e iniciativas que ayuden a abordar los problemas de pobreza e inseguridad.

González era exdiputada a la Asamblea Nacional y secretaria de administración presidencial durante el gobierno de Rafael Correa.

Sus políticas han sido consideradas como una versión mejorada de las reformas de Correa. Estas incluyen la restauración de los impuestos sobre las ganancias extraordinarias en las exportaciones de hidrocarburos (principalmente gas y petróleo), la introducción de un nuevo sistema de microcréditos para ayudar al sector privado, la reconstrucción y mejora de la infraestructura del país, la inversión en el debilitado sector de la salud y la seguridad, así como la lucha contra el narcotráfico y la creación de una nueva agencia para combatir los delitos cibernéticos.

La campaña de González encontró muchos obstáculos en su camino. Entre ellos están la campaña mediática dirigida contra ella con acusaciones de que está planeando “desdolarizar” la economía ecuatoriana, supuestos vínculos financieros entre cárteles colombianos y mexicanos y varios informes que implican la participación de Correa en el asesinato de Villavicencio.

Ninguno había presentado evidencia concreta, y se podría argumentar que estos ataques son parte de un intento de difamación para evitar su victoria absoluta en la primera ronda. Por otro lado, la promesa del regreso de la administración que sacó a millones de la pobreza y redujo la tasa de homicidios y criminalidad a una de las más bajas de América Latina cosechó suficiente atractivo para colocarla en el primer lugar de las encuestas.

Su oposición personal a la legalización del aborto también ha sido popular en Ecuador, un país socialmente conservador y mayoritariamente católico.

La batalla campal de la derecha

Antes del 20 de agosto, varios líderes políticos conservadores y de derecha competían por el segundo lugar en la carrera presidencial.

Muchos creían que el puesto sería ganado por Jan Topic, un exsoldado que aspiraba a emular a Nayib Bukele de El Salvador y convertirse en una especie de ‘Rambo ecuatoriano’ en la lucha contra el crimen organizado y la corrupción.

Una de sus propuestas clave en este ámbito fue la creación de una nueva fuerza policial de 10.000 personas armadas con equipos importados de EE.UU. Sin embargo, sus tácticas de “amor duro” solo le dieron alrededor del 14%.

Christian Zurita, periodista que reemplazó al asesinado Fernando Villavicencio, obtuvo el 16,37% del voto de simpatía por el fallecido excandidato. Otros candidatos dignos de mención fueron Otto Sonnenholzner con el 7%, el exvicepresidente de Ecuador bajo Lenín Moreno, mejor conocido por su renuncia después de la catástrofe del covid-19 y por ayudar a organizar la represión de las protestas de octubre del 2019.

Carlos Yaku Pérez, un exlíder indígena y contendiente en las elecciones del 2021, acusado de tener vínculos con ONGs estadounidenses como la NED, fue uno de los mayores perdedores, con casi el 4%.

Sin embargo, fue Daniel Noboa, el hijo del barón bananero más notorio de Ecuador, quien reclamó el preciado segundo lugar el 20 de agosto y se enfrentará a Luisa González en la segunda vuelta, que tendrá lugar el 15 de octubre.

Su inesperado éxito se debe en gran medida a la notoriedad de su apellido en Ecuador (similar a Trump en Estados Unidos), y a su memorable actuación durante el debate presidencial del 13 de agosto.

Una sensación de ‘déjà vu’ ahora se cierne sobre Ecuador. Al igual que en el 2021, el país será obligado a elegir entre los herederos de la Revolución Ciudadana de Rafael Correa y un empresario corporativo conservador con cuentas bancarias en paraísos fiscales en el extranjero.

Confucio dijo una vez que “no se puede entrar dos veces en el mismo río”. El 15 de octubre veremos si su lógica es válida para el futuro político de Ecuador.

Denis Rogatyuk

Agencia RT

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