El escandaloso fenómeno de la inflación por codicia

Las reconocidas ONG Oxfam y ActionAid se suman a informes del FMI y el Banco Central Europeo para explicar el alza de precios por las utilidades extraordinarias de corporaciones globales.

CFK había alertado acerca de esta dinámica inflacionaria. La opción de un impuesto a las ganancias inesperadas.

El dato es impactante: las 722 corporaciones más grandes del mundo sumaron 1,1 billón de dólares en ganancias inesperadas cada año durante los últimos dos años, pese al contexto económico crítico por una inflación en ascenso y tasas de interés elevadas.

El cálculo fue realizado por las prestigiosas ONG Oxfam y ActionAid en base al ranking “Global 2000” de Forbes.

Por si la rápida lectura provoca alguna distracción, el estudio no se concentra en la tendencia creciente de las utilidades de las empresas dominantes del capitalismo global.

Revela las ganancias adicionales (inesperadas) contabilizadas en 2021 y 2022, años de la salida de la pandemia y del estallido de la guerra Ucrania (OTAN)-Rusia.

Mientras gran parte de la población mundial ha estado padeciendo recortes de ingresos y deterioro en la calidad de vida en este bienio, estas compañías han aumentado en 89 por ciento las ganancias totales en comparación a las registradas en promedio en el período 2017-2020.

Son ganancias que no se explican por incremento de productividad, de inversiones oportunas que permitieron concentrar mercados ni por el desarrollo de una innovación que revolucionó sus actividades. Estas fortunas corporativas se originaron en acontecimientos globales inesperados que derivaron en rentas extraordinarias.

Para definirla se estiman cuando superan las ganancias promedio en más del 10 por ciento. En línea con esta investigación, estudios del Banco Central Europeo y del FMI explican que el actual ciclo de inflación elevada tiene en parte su origen en el comportamiento de las corporaciones para acumular ganancias extraordinarias.

La investigación de Oxfam y ActionAid es un aporte adicional para analizar la mención de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, respecto al estudio publicado por economistas del Fondo Monetario Internacional sobre las causas de la inflación.

Lo había hecho en el acto de repatriación de un avión utilizado para los denominados “vuelos de la muerte”, durante la última dictadura cívico-militar, acompañada del ministro de Economía y precandidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa.

Luego de detallar el contenido del informe del Fondo, le tocó el brazo a Massa, y dijo: “Hola qué tal, teléfono para el ministro, para el ministro y el candidato”.

Quiénes son las corporaciones que ganaron como nunca antes lo hicieron

El informe de Oxfam y ActionAid precisa que 45 corporaciones de energía obtuvieron en promedio 237.000 millones de dólares al año en ganancias inesperadas en 2021 y 2022.

Sugiere que los gobiernos de los países donde están radicadas las casas matrices de estas compañías podrían haber aumentado las inversiones globales en energía renovable en un 31 por ciento si hubieran gravado al 90 por ciento las enormes ganancias inesperadas que los productores de petróleo y gas canalizaron a sus accionistas.

“Ahora hay 96 multimillonarios de la energía con una riqueza combinada de casi 432.000 millones, 50.000 millones más que en abril del año pasado”, apunta el reporte.

También se aprovecharon de la crisis del último bienio las corporaciones de alimentos y bebidas, los bancos, las grandes farmacéuticas y las principales cadenas de venta minoristas.

Esto sucedió en el mismo momento que el repunte de la inflación ha afectado a más de 250 millones de personas en 58 países provocando una aguda inseguridad alimentaria en 2022.

En un artículo publicado en Embajada Abierta se menciona que si bien se prevé que los precios de los alimentos caerán un 8 por ciento en 2023, serán todavía los segundos más altos desde 1975. Además, desde febrero de este año, la inflación anual de los precios de los alimentos se ubica en 20 por ciento en todo el mundo, el porcentaje más alto de las últimas dos décadas.

Más riquezas en menos manos y pobreza en más personas

En un contexto global con los efectos negativos de la guerra en Ucrania, de una inflación persistentemente elevada a nivel global, del endurecimiento de las políticas monetarias de las bancas centrales y de la incertidumbre de los mercados financieros, la riqueza extrema y la pobreza extrema han aumentado simultáneamente por primera vez en 25 años.

El informe envía las siguientes señales de alarma:

* Los precios mundiales de los alimentos aumentaron más del 14 por ciento en 2022. Esto permitió que 18 corporaciones de alimentos y bebidas obtuvieran en promedio unos 14.000 millones de dólares al año en ganancias extraordinarias en 2021 y 2022.

* Ese dinero es más que suficiente para cubrir la brecha de financiamiento de 6400 millones de dólares necesaria para brindar asistencia alimentaria vital en África Oriental.

* Oxfam estima que es probable que una persona muera de hambre cada 28 segundos en Etiopía, Kenia, Somalia y Sudán del Sur.

* Además, 28 corporaciones farmacéuticas obtuvieron en promedio 47.000 millones de dólares al año en ganancias inesperadas, y 42 cadenas de ventas minoristas y supermercados importantes obtuvieron una media de 28.000 millones de dólares al año en ganancias inesperadas.

* Nueve corporaciones aeroespaciales y de defensa recaudaron en promedio 8000 millones de dólares al año en ganancias extraordinarias.

“Las grandes empresas nos están engañando”

Esta definición corresponde al director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar. “La gente está enferma y cansada de la codicia corporativa.

Es obsceno que las corporaciones hayan acumulado miles de millones de dólares en ganancias extraordinarias mientras que un porcentaje importante de la población mundial está luchando para pagar alimentos básicos o artículos necesarios como medicinas y calefacción”, afirmó.

Para agregar: “Las grandes empresas nos están engañando a todos: están subiendo los precios para obtener ganancias monstruosas, saqueando a la gente bajo el pretexto de una policrisis”.

En el debate sobre el panorama global en el último Foro Económico Mundial de Davos se presentó la idea de policrisis, que consiste en el conjunto de crisis globales interrelacionadas que amenazan al planeta.

Estas son el cambio climático, la creciente inflación, la polarización política y social, las tensiones geoeconómicas, la crisis de materias primas, la guerra en Ucrania, las consecuencias de la pandemia y el cuello de botella en la provisión de suministros.

Behar denunció que “algunas corporaciones cada vez más dominantes están monopolizando los mercados y fijando precios por las nubes para llenar los bolsillos de sus accionistas. Las grandes farmacéuticas, los gigantes de la energía y las grandes cadenas de supermercados engordaron descaradamente sus márgenes de beneficio durante la pandemia y la crisis del costo de vida. Lo más preocupante es que, en ausencia de regulación, incluidos los impuestos progresivos, los gobiernos han invitado a esto”.

Inflación por codicia

El domingo pasado se publicó en el suplemento económico Cash de este diario el artículo “Inflación por codicia”, del investigador Roberto Kosulj.

Varios informes de instituciones internacionales, como el FMI y el Banco Central Europeo, han empezado a evaluar la relación entre ganancias extraordinarias de empresas y tasa de inflación.

Kosulj menciona el artículo publicado en BBC Mundo “Greedflation, cómo algunas empresas están utilizando la excusa de la inflación para generar ganancias record a costa de los consumidores”.

Greedflation se traduce “Inflación por codicia”. Kosulj indicó que este término ha surgido como explicación de la inflación en Estados Unidos y en Europa, “debido a la práctica de las empresas de aumentar los márgenes de ganancia mediante incrementos engañosos en los precios”.

Oxfam y ActionAid dicen que “cada vez hay más pruebas de que la especulación empresarial está desempeñando un papel importante en el aumento de la inflación, lo que se hace eco de los temores de que las corporaciones están explotando la crisis del costo de vida para aumentar los márgenes de ganancias, una tendencia denominada “inflación por codicia”.

Hasta la conocida por Argentina Christine Lagarde, titular del FMI cuando el gobierno de Mauricio Macri recibió el desproporcionado crédito de 45 mil millones de dólares y hoy presidenta del Banco Central Europeo, afirmó que las corporaciones están provocando una “inflación por codicia”.

Incluso el FMI publicó un estudio que muestra que las ganancias corporativas representan casi la mitad del aumento de la inflación en Europa en los últimos dos años. Como se indicó, este es el informe mencionado por Cristina Fernández de Kirchner en su última intervención pública.

Qué hacen los ortodoxos del Banco Central Europeo y del FMI

La inflación argentina reconoce otros factores, en especial la evolución del tipo de cambio que es determinante en la economía bimonetaria, como así también el recorrido de las tarifas y la tensión en la puja distributiva entre salarios y tasa de ganancia.

Pese a este cuadro de situación, la tecnoburocracia del Fondo Monetario Internacional reclama mayor ajuste fiscal y devaluación más pronunciada para cerrar un nuevo acuerdo.

Se sabe que estas dos medidas lanzan la economía argentina hacia una aceleración inflacionaria desde muy elevados índices mensuales, además de provocar una caída de la actividad económica.

Si bien el problema inflacionario local tiene sus particularidades, el abordaje de la cuestión precios en Estados Unidos y en Europa por sectores que no pueden ser señalados como heterodoxos minimiza la influencia del frente fiscal (nivel del gasto público) y monetario (emisión de dinero) en el actual ciclo inflacionario.

Pese a ello y a las evidencias de que las fuentes inflacionarias no son por presiones de demanda, las bancas centrales de las potencias occidentales continúan con la estrategia de endurecimiento monetario (suba de la tasa de interés) para enfriar la economía y, de este modo, reducir la tasa de inflación.

Como el diagnóstico es equivocado, los resultados no son los buscados. La inflación subyacente sigue firme pese a que la velocidad de suba de la tasa de interés ha sido vertiginosa, acercando el riesgo de una debacle financiera por default de empresas y familias, además de arrojar la economía a una recesión.

El reporte del FMI asegura que el aumento de las ganancias corporativas representa casi la mitad del aumento de la inflación en Europa en los últimos dos años, ya que las grandes empresas aumentaron los precios en más de lo que subieron los costos de la energía importada.

Qué dicen los ortodoxos del Banco Central Europeo y del FMI

Las conducciones de las bancas centrales de los países desarrollados, al insistir con la suba de la tasa de interés para bajar la inflación, no hacen caso a las propias investigaciones de sus economistas.

Un artículo publicado por los economistas del Banco Central Europeo Oscar Arce, Elke Hahn y Gerrit Koester muestra que los mayores márgenes de beneficio de las empresas están contribuyendo a las presiones de los precios internos mucho más que los salarios.

Explican que en la zona del euro, los beneficios unitarios han aumentado más rápido que los costos laborales unitarios desde principios de 2022.

Dicen que sobre la base de la evidencia histórica, se podría haber esperado que la desaceleración cíclica de la actividad económica y el empeoramiento de los términos de intercambio deberían haber reducido las ganancias. Pero esto no sucedió.

Por el contrario, muchas empresas pudieron expandir sus márgenes de ganancia sin enfrentar pérdidas significativas de participación de mercado.

Los economistas europeos se preguntan por qué fue así este comportamiento.

Para responderse que la primera razón es que la demanda supera la oferta en muchos sectores: el aumento de la demanda de ciertos bienes y servicios después de la pandemia se enfrentó a limitaciones de oferta generalizadas de las empresas que tienen dificultades para obtener suficientes materias primas, bienes intermedios, equipos y trabajadores.

Otro motivo fue que los precios elevados de los insumos (por ejemplo, la energía) también facilitaron que las empresas aumentaran sus márgenes de beneficio, sin precisar de si los precios más elevados se deben a costos más altos o a márgenes más altos.

Además, las empresas han buscado recuperar sus pérdidas de ingresos reales en el primer año de la pandemia y el contexto de alta inflación brindó la oportunidad para hacerlo.

La troika de economistas presenta una comparación para confirmar la hipótesis de la presión de las ganancias extraordinarias sobre la tasa de inflación.

Mientras que en un período prolongado, desde 1999 hasta 2021, las ganancias unitarias contribuyeron con un tercio al deflactor de precios del PIB, en el 2022 fue de dos tercios.

Aplicar un impuesto a las ganancias inesperadas de las corporaciones

El informe de Oxfam y ActionAid concluyen que las enormes ganancias corporativas han coincidido con la degradación de los salarios y las condiciones de los trabajadores.

Para compensar en parte este impacto reclama a los gobiernos que recuperen para el fisco parte de las ganancias inesperadas con un impuesto también extraordinario del 50 al 90 por ciento sobre esas utilidades.

La experiencia argentina muestra que una medida de este tipo, como fue el impuesto a las grandes fortunas, permite compensar un poco esta tendencia a la desigualdad.

Los recursos obtenidos pueden destinarse hacia sectores castigados por el alza de precios y también para mejorar las condiciones generales de la macroeconómica.

Esto último se concretó con el giro del 25 por ciento de lo recaudado por este impuesto excepcional para financiar el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que este 9 de julio fue inaugurado.

Alfredo Zaiat

Página/12

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *