No sirve enojarnos con la decisión de las urnas, por Myriam Duarte

Algunos veníamos hablando desde hace semanas, de lo que estábamos viendo venir, a partir de la realización (más allá de los resultados) de encuestas, en las que, población de algunos barrios de Oberá, populares y populosos, refería no identificar a gran parte de los candidatos.

Los únicos dos nombres que reconocían y en los que se referenciaban eran Bullrich y Milei.

De Massa algo les sonaba… alguien llegó a insistir en que iba a votar a Cristina. y aunque no fuera candidata la votaría igual…

Cómo podemos explicarnos que personas de barrios populares reconocieran solamente dos nombres, y no tuvieran idea de cómo sería la contienda electoral?

Bueno, mi hipótesis hace mucho tiempo, es que la campaña se la hicimos nosotros. Así como antes pasó con Macri.

Nos reíamos (no yo, pero si mayoritariamente el sector con el que me identifico más ideológicamente), nos burlábamos, lo subestimábamos… como hicimos con Milei.

Y quiero marcar la importancia de esto, porque dedicamos muchas horas durante 2 años, a hablar de Milei y de Bullrich sin parar.

De Milei nos burlamos de su cabello, de su vínculo con sus mascotas y hermana, sin decir quién es ese hombre en realidad, de dónde viene, cuál es su origen y trayectoria política (que la tiene, no es un recién llegado…).

De la misma manera que conociendo quién es Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, de qué ha sido y es capaz, nos hemos limitado a subestimarla y descalificarla haciendo chistecitos acerca de botellas de vino y riéndonos de un problema de salud.

Nos hemos dedicado durante estos 4 años a destacar los dimes y diretes de juntos por el cambio (exchange) y las excentricidades de Milei, pero jamás nos dedicamos a hablar con meridiana convicción de nosotros mismos.

Lo único que pudimos decirle al pueblo después de estos espantosos 4 años de gobierno, es que esto es todo lo que podemos dar, que deberían conformarse con esto o puede ser peor… y tenemos la indecencia de decir que los de las amenazas son ellos? ¿Acaso no es lo mismo que hizo Macri en 2019?

Por favor, las barbas en remojo significa también pensar por qué la derecha no importa cuántos años pasen entre un gobierno y el siguiente, siempre sabe exactamente lo que tiene que hacer.

Avanza, atropella, pisotea, aplasta… hasta que el pueblo se para de manos, como aprendimos experiencialmente siempre. Nosotros accedemos a espacios de poder y solamente titubeamos, perdemos tiempo, somos tibios, salvo destacadas y honrosas pero escasas excepciones.

No tenemos un proyecto claro, aún con el tiempo que media entre el armado de listas y fórmulas, y la asunción de cargos, no se diseña política!!

Tenemos discursos que entusiasman, que enganchan, recibimos el apoyo de la población y la decepcionamos sin que se nos mueva un pelo…

Y para colmo queremos enojarnos con la decisión de las urnas. Y no… la verdad es que esta elección es una gran lección política. Que en términos de democracia me alegra.

Más allá de estar en las antípodas de un tipo autoritario, violento y destructivo como Milei, la verdad es que no solamente dice lo que piensa, sino que además lo piensa desde hace muchos años.

Digamos que fue uno de los “menem boys” este señor que hoy habla de castas como si no tuviera nada que ver…

Para nada me alegra el voto mayoritario, pero sí, honestamente, la conducta política.

Muchos de los gobiernos locales y provinciales recibieron un fuerte respaldo de su población, pero aún así está bueno que entiendan que tampoco tienen la vaca atada.

Que no pueden seguir negociando votos como si jugaran a pan y queso. Este pueblo tan odiado por unos, y tan subestimado por otros, cortó boleta a mansalva. Dijo a sus gobiernos locales: yo te banco pero no te firmo un cheque en blanco.

Tenemos varios problemas si no podemos darle valor político a esta tremenda lección. Valoración política, no emocional, no moral, y mucho menos culpabilizante del voto que no supimos contener. ¿Qué tenemos para decirle a esa población? ¿solamente que tienen que conformarse, que los que están enfrente son peores? ¿eso es todo, en serio? ¿esa es toda la estrategia política?

Hice el planteo en varios espacios “militantes” (de los que hoy dudo profundamente) con respecto a la importancia de dejar de hablar de los demás y empezar a hablar de nosotros.

A la importancia de pensar juntos una estrategia de comunicación política cuyo eje no fuera lo que hizo o dijo Macri, el grito que pegó Milei, o cuántos vinos se tomó Bullrich… Pero me gritaron que me callara. Que había gente que no debía escuchar esos planteos.

Nuestro ejercicio de la política en términos institucionales fue de baja intensidad, pero nuestro ejercicio militante como comunicadores políticos, fue vergonzante. ¿No asumimos ningún rol de responsabilidad? ¿la culpa siempre está afuera? hagámonos cargo hermano…

Si hoy la única opción contestataria que el sistema ofrece al pueblo es un Milei, que tiene un discurso y un tono de voz contestatario, pero el mismo programa político de la derecha del siglo XIX (de nuevo y contestatario nada, mas bien profundamente conservador) pues será que no hay otra opción rupturista en la que el pueblo pueda reflejar su enojo. ¿Es culpa de Milei? ¿de “la gente”?

Siempre dije que el conflicto que tenía la izquierda con el peronismo tenía que ver con una crisis de praxis.

La praxis política del peronismo estaba en el poder, pero siempre se referenció en las bases. ¿Bases? Abandonamos la militancia de base seducidos por la irrupción de tecnologías que no podíamos entender.

Hoy que estamos intentando entenderlas, hace al menos 10 años nos vienen manipulado. Cedimos el territorio, el cara a cara, el trabajo comunitario, la discusión con los compañeros guiso de por medio.

No fuimos capaces de construir organización. Y sobre todo, insisto en lo que vengo remando hace años ya necesitamos volver a la épica de discutir proyecto político.

Pero no un proyecto político para 50 años atrás. Un proyecto que tenga la misma matriz ideológica pero que escuche, refleje y sume a las nuevas generaciones que no registran las hegemonías políticas de otros momentos de la historia.

Este sistema democrático que supimos conseguir, depende de los votos, y necesitamos verlos en función de futuro, y con una mirada esperanzadora.

No puede ser que nuestro discurso político se referencie en otras etapas históricas y no pueda construir un andamiaje con el presente y sobre todo con el futuro, que como dijo Hugo Mario (me lo vas a permitir), el futuro no existe, el futuro ya es, y si no empezamos a jugar ahí, nos quedamos afuera incluso del pasado porque ni recuerdo seremos (esto último lo digo yo).

¿Cómo le vendemos a gran parte de este país que el gasoducto va a permitir que el país exporte gas y entonces tenga divisas para que después…? si nosotros mismos tenemos que abastecernos con garrafas, en promedio una por mes, con un costo superior a los $ 3.000. ¿Cuántas familias que no pueden comprar 2 garrafas al mes tienen que cocinar en un fueguito en el piso? ¿Somos conscientes de eso? ¿qué les estamos pidiendo a los votantes?

Les estamos pidiendo fe, no conciencia política. Y en eso también nos ganaron hace mucho tiempo.

Es fe pedirle al pueblo que ahora se sacrifique y aguante, que en un futuro si todo sale bien a lo mejor… ¿no es comprensible que no nos voten?

Adultos preocupados por el voto de los jóvenes, coaccionando jóvenes desde situaciones de poder institucional, no les parece que alimentan conductas reaccionarias? ¡¡Por favor!!

Así que dejemos de rasgarnos las vestiduras, golpearnos el pecho y lamentarnos por lo que hicieron o dejaron de hacer otros.

Como siempre digo, lo único sobre lo que tenemos dominio en realidad es sobre nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones. No podemos hacer nada, nada con lo que piensen o hagan los demás.

Lo único que tenemos seguro es a nosotros mismos (epa… será que contamos con nosotros?) así que basta de especular, basta de señalar a los demás. Vamos nosotros a construir política.

A mí me han acusado reiteradamente por decisiones políticas, los mismos que me hicieron callar (o intentaron) no una sino varias veces.

Y yo solamente me quedo donde puedo discutir política con respeto y en libertad. Que es una libertad colectiva respetuosa o no es.

Discutamos pues. Pensemos juntos, construyamos alternativas con nuestros vecinos, en los barrios y dejemos de hablar de los demás, evidencia de que no tenemos nada bueno que decir de nosotros mismos.

Y vaya que tenemos que recuperar la autoestima, y con ella la épica. Tenemos mucho para construir.

Por responsabilidad nuestra y no por culpa ajena.

Myriam Duarte

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