“En toda América Latina el racismo tiene una matriz colonial”

Recientemente se realizó en Capital Federal el encuentro sobre “Racismo y Derechos de los Pueblos Indígenas en Argentina y América Latina”.

Este fue un espacio pensado desde el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) para la formación de sus integrantes, por lo que el Equipo Misiones de Pastoral Aborigen (EMiPA) estuvo presente.

La motivación nació de la preocupación por las situaciones de discriminación que se profundizan, y que son la base de injusticias y atropellos.

“Buscamos ahondar en las raíces históricas, sociales y políticas de por qué existe ese racismo tan profundo y poder comprender esas dinámicas para acompañar sin colonialismos”, explicó Rosita Sidasmed, de ENDEPA.

Aseguró que “los Pueblos Indígenas están atravesados por distintos tipos de racializaciones” y que “hay una sumatoria de vulnerabilidades y exclusión que los hace extremadamente racializados”.

“No basta con no ser racista, sino ser antirracista y denunciar todos aquellos atropellos de las políticas públicas que favorecen a unos en detrimento de otros”, dijo.

La charla estuvo acompañada por el abogado y magíster en Derechos Humanos, Renato Constantino Caycho, de Perú, quien tiene vasta experiencia en investigación, docencia y asesoría jurídica en causas humanitarias.

A través de una entrevista, reflexionó acerca del racismo, la discriminación y la exclusión que sufren los Pueblos Indígenas en Argentina y toda América Latina.

¿Sobre qué cimientos está fundado este racismo?

En toda América Latina el racismo tiene una matriz colonial. Tenía como objetivo legitimar un sistema económico, social, estético y epistémico basado en la superioridad de todo aquello que se considerase europeo.

Lamentablemente, a pesar de que muchos indígenas participaron en las luchas por la Independencia, en la mayor parte de países americanos, las élites criollas no los incluyeron.

En muchos casos fueron excluidos de la posibilidad de votar, ser propietarios o acceder a ciertas profesiones. Adicionalmente, los instrumentos cohesionadores de estas nuevas naciones, no los incluyeron.

Así, la historia oficial, los himnos y los héroes suelen ser sobre las élites criollas y dejan fuera a los Pueblos Indígenas.

¿Cuáles son los estereotipos más comunes instaurados para la burla y el menosprecio?

Los estereotipos hacia personas racializadas son dinámicos así que cambian con el tiempo. A pesar de ello, es posible identificar situaciones comunes en varios países.

Así, varios de ellos recaen sobre la noción de que las personas racializadas (de origen indígena, asiático o afrodescendiente) no son atractivas, no son talentosas o no son inteligentes.

Suele haber burlas hacia su forma de vestir, su acento o hasta sus gustos culturales (como la música).

De la misma forma, se suelen instalar estereotipos que, aunque parecen benignos, siguen teniendo un efecto nocivo.

Así, plantear que personas racializadas son buenas en algún deporte específico o para alguna actividad (como el baile, la cocina o la artesanía), suele generar su encasillamiento y su apartamiento de otras actividades como la política, la gestión o la docencia.

¿Crees que se puedan llegar a desterrar estas miradas paternalistas, colonialistas, burlonas? ¿De qué manera?

Es muy complejo desterrar estas miradas pero creo que hay una fórmula que se debe intentar: ser antirracistas.

Durante mucho tiempo se ha pensado que, para mostrar respeto a poblaciones racializadas, lo que corresponde es no ser racista.

Sin embargo, dicha mirada es insuficiente porque no cambia las actuales estructuras que mantienen el racismo.

A partir de la noción de antirracismo, requerimos dos tipos de acciones, una de índole social y una de índole personal.

A nivel social, necesitamos que los marcos jurídicos busquen revertir los efectos de siglos de discriminación.

En ese sentido, se puede apostar por acciones afirmativas (como cuotas laborales o electorales); también medidas simbólicas (como el reconocimiento de personas indígenas en los billetes) o económicas (establecimiento de reparaciones para descendientes de poblaciones esclavizadas).

También se puede apostar por reconocer los conocimientos indígenas (dándoles rango de idioma oficial a las lenguas de los pueblos o avalando y fomentando el parto vertical en zonas indígenas).

A nivel personal, lo que corresponde es que quienes no son personas racializadas puedan identificar las diferentes formas en que se han beneficiado de un sistema injusto (como ser preferidos en un concurso laboral solamente por la apariencia) y tomen medidas personales sobre ello.

Esto puede requerir, por ejemplo, manifestarse a favor de personas racializadas o ceder el protagonismo en algunos casos hacia los liderazgos provenientes de Pueblos Indígenas.

¿Qué sensaciones te dejó el encuentro de este fin de semana con ENDEPA?

La sensación general fue de mucho aprendizaje y ganas de cambiar las cosas. ENDEPA es un grupo humano sensacional que está transitando una doble vía: busca el cambio social y genera cambios personales.

Esta doble vía es compleja pero veo con mucha esperanza que ENDEPA está planteando seriamente ideas y acciones para modificar la realidad. Me alegra mucho y aunque el futuro para Argentina se ve difícil, tengo la convicción de que hay un conjunto de personas buscando el bienestar pleno de todos y todas.

¿Conoces acerca del Pueblo Mbya y sus luchas territoriales? ¿Qué mensaje podrías compartirles a quienes están en pie de lucha por estas causas?

Muy poco. Como consecuencia del racismo, las luchas de los Pueblos Indígenas suelen ser invisibilizadas y desoídas.

A pesar de ello, entiendo que es una de las tantas que abundan en el continente: lograr que una empresa no invada territorios ancestrales y que el Estado aplique la consulta previa, libre e informada.

Agradezco a quienes están haciendo los esfuerzos legales y sociales para ello y les manifiesto mi solidaridad.

Finalmente, creo que todas estas luchas muestran cómo se mantiene un esquema mental colonial que se sostiene en realidades coloniales: lo indígena como un territorio vacío, como algo “atrasado” que requiere desarrollo, como un espacio a ser explotado.

Y, más bien, lo que podemos identificar en la realidad es una cultura viva y valiente que busca un reconocimiento de sus derechos como ciudadanos y ciudadanas. Espero que pronto, más personas conozcan de dicha lucha y la acompañen.

Del encuentro grupal surgieron algunas conclusiones que reflejan cómo se vivió esta capacitación y la importancia de compartir preocupaciones para encontrar nuevos caminos.

“Hablar de racismo es hablar de la humanidad del otro, y muchas veces negamos esa igualdad. Cuando pensamos que es distinto, lo relacionamos como lo inferior”, reflexionaron desde ENDEPA.

Finalmente, aseguraron que el sentir compartido es de aliento y esperanza para seguir acompañando las luchas de los Pueblos Indígenas y hacerlo caminando junto al otro, despojados de estereotipos y paternalismos.

“Resistir es hacer algo y hay que celebrarlo”.

EMiPA – Equipo Misionero de Pastoral Aborigen

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