El golpe, por Luis Bruschtein

Un gobierno no es democrático por haber sido elegido democráticamente. Milei justificó la dictadura, reclamó la suma del poder público y quiere prohibir desde el derecho de reunión hasta el de huelga.

La resistencia ciudadana, piqueteros, cacerolas y paro nacional.

La estrategia brutal de alto impacto contra la sociedad lanzada por el gobierno de Javier Milei ya provocó decenas de amparos en la Justicia, cacerolazos de la clase media, marchas de piqueteros y un acto masivo de la CGT como parte de un plan de lucha que culminará el 24 de enero en la plaza del Congreso.

Frente a la enorme y creciente inquietud y bronca, entre ayer y hoy el Mega DNU entró en vigencia.

La bronca de miles de afectados excede la realidad de una sociedad movilizada como nunca antes a los pocos días de que asumiera un nuevo gobierno, en plenas fiestas de fin de año, con feria judicial inminente y vacaciones en marcha.

Milei ensayó el jueves con su gabinete un saludo a la nada desde los balcones de la Rosada. Se escuchó una puteada lejana y los aplausos de un señor que estaba dentro de las rejas que rodean a la casa de Gobierno.

Este presidente absurdo piensa la política como propaganda, con una lógica tuitera que se convierte rápidamente en mentira.

La contraposición de sentido en sus discursos lo expone. Donde grita “Viva la libertad, carajo” exige que el Congreso le delegue la suma del poder público por los cuatro años de su gestión; su vocero Manuel Adorni asegura que el DNU y la ley ómnibus buscan sacar de las espaldas de la sociedad el peso del Estado, cuando lo que sacan es la protección del Estado frente a las grandes corporaciones que son las únicas favorecidas; se llaman “libertarios” y quieren limitar las reuniones de tres o más personas en la vía pública, como en la dictadura.

Los contrasentidos que confundieron a miles forman una lista tan alucinante que pareciera ideada por hackers drogones.

A los jubilados les dicen que quieren aumentar las jubilaciones y para eso van a quitar el índice de movilidad y la obligación de actualizarlas cada tres meses porque en realidad quieren desmantelar el régimen previsional estatal y volver al sistema privado como fue la estafa de las AFJP. Pero, en Youtube, el canal oficial de la ANSES viene anunciando bonos y aumentos que nunca terminan de confirmarse.

Empezaron anunciando un bono de 200 mil y aumentos generales del 40 por ciento, y por ahora sólo confirmaron el que ya tenían los de la mínima.

Es difícil saber hasta cuándo los que lo votaron para mejorar mantendrán esa ilusión. Hay una diferencia entre ilusión y esperanza.

En la ruleta casi siempre se pierde. Eso es ilusión. La lucha y el esfuerzo se hacen con esperanza, no con ilusión. Pero hay mitos que se diluyen. Como el de la juventud libertaria.

Desde que asumió hasta ahora, en el recital de Fito en La Plata, en el de Ciro y los Persas en el Movistar Arena, y el jueves en el de Kermesse, en un teatro Flores repleto, los pibes se cansaron de saltar mientras insultaban a Milei.

Está incorporado al folclore de los recitales. Si hay pibes que lo votaron, lo que se ve es a muchos que lo eligen para vapulearlo cuando se divierten.

La bronca es intensa pero es difícil discernir hasta dónde incluye a muchos que lo votaron porque pensaron que representaba un cambio para mejorar. La masividad y heterogeneidad social de los reclamos sugieren que hay muchos enojados que lo votaron.

En algunos, esa bronca reclama más acción, pero lo real es que ningún presidente anterior, a los diez días de asumir provocó un cacerolazo masivo y la convocatoria a un paro nacional decidido en forma unánime por una central obrera en la que confluyen sectores combativos con otros que han sido muy conciliadores.

La elección de la fecha para el paro nacional, el 24 de enero, no es, como otras veces, para dar tiempo a Milei, sino para garantizar la efectividad de la protesta.

El paro tiene que ser total y se hará en temporada de vacaciones, una época poco favorable, algo que también tiene en cuenta el Gobierno. Habrá un plenario de regionales y luego en cada regional, para llegar a las bases.

Y se decidió el 24 porque está previsto que al día siguiente se discuta la ley ómnibus en el Congreso. El mismo día del paro se llamó a una concentración en la Plaza de los Dos Congresos.

A la convocatoria se sumaron las dos CTA y los movimientos sociales. Y seguramente estarán allí también los inquilinos, los jubilados y en general la clase media urbana que ha participado en los cacerolazos.

La estrategia brutal del gobierno borró el “tiempismo” de la política, tanto en el oficialismo, como en el rechazo que provocó.

El respaldo que perdió se verá en la fuerza de la protesta porque el modelo que propone el gobierno es cerrado y excluyente, no admite grises ni espectadores. Es de un lado o del otro.

No es la primera vez que la derecha neoliberal llega al poder respaldada por el voto democrático y, por supuesto, con un programa delineado por corporaciones locales y transnacionales.

Cada punto del DNU y de la ley ómnibus castiga al “ciudadano de bien” y favorece a alguna corporación o fondo de inversión interesado en el petróleo, el gas, la minería o los bancos públicos.

Pero en esta ocasión, está muy jugada y abierta la intervención de algunas corporaciones, como Techint o Elon Musk. A diferencia de las anteriores, es muy clara la decisión de avanzar con una estrategia de shock de privatizaciones y ajuste a través del DNU, la ley ómnibus y otros decretazos.

Y sobre todo quedó muy expuesta la ausencia de vocación democrática, en las amenazas a posibles manifestantes, en el protocolo de Patricia Bullrich y en las leyes represivas enviadas en la ley ómnibus, así como en el requerimiento al Congreso para que le ceda su capacidad legislativa por dos años, que puede renovar por otros dos, o sea, para toda su gestión.

El paquete de decretos y proyectos de ley configura un verdadero golpe de Estado contra el Poder Legislativo, o sea: un golpe de Estado, se acabó el periodo democrático más largo en los 200 años de la Argentina.

El Protocolo y la legislación represiva explican cómo pretende frenar las protestas ciudadanas. Pero es difícil que el Poder Judicial deje pasar el DNU. Y los contenidos de la ley ómnibus son invotables en el Parlamento.

El tiempismo y la especulación complementan en este punto el paquetazo, a partir de la confianza en que las demoras de la Justicia con el DNU que ya está en vigencia, permitirán crear situaciones de hecho que después no tengan retorno.

Y apostar a la ambigüedad de algunos bloques parlamentarios para conseguir la aprobación de algunos puntos de la ley ómnibus. Hasta ahora, los únicos bloques que han sido claros en rechazar el contenido y la forma del DNU y la ley ómnibus, han sido el de Unión por la Patria y el de la izquierda.

Un gobierno que abiertamente no tiene vocación democrática (no es casual que haya justificado a la dictadura) especula con la actitud de jueces y legisladores que han mostrado muchas veces sumisión a las corporaciones y el poder.

El único contrapeso es la protesta por encima de las amenazas y la represión. Cualquier asistencia o cooperación, judicial o parlamentaria, tiene un costo muy alto porque cada letra perjudica a la inmensa mayoría.

Para impedirlo, las acciones para frenar la andanada necesita ser proporcional a ese daño.

Luis Bruschtein

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