Mira como hablas y te diré quien eres, por José Luis Martínez

Normalizar conductas y hábitos que están más allá de lo usual nunca podría ser algo positivo.

Probablemente nadie iría a comprar a una carnicería donde el carnicero se refiera a los demás diciendoles imbéciles o a una farmacia donde digan que los otros son excrementos humanos, retardados o chorros.

Aunque hábilmente las personas que se expresan asi, lo hacen aludiendo a otros, que no seríamos nosotros que estamos en su presencia (en el caso del carnicero por ejemplo) y además de esto, levantarían la voz y acusarían de violento a quien se atreva a usar uno de esos términos hacia ellos.

Es factible pensar que si el carnicero se expresa así, aunque no con nosotros, el hábito lo tiene y probablemente se refiera así a nosotros, cuando salgamos del negocio y converse con otro cliente.

Muchos de los que votaron a los libertarios no lo habrían hecho si hubieran recibido un insulto de ese tipo y seguramente se ofenderían bastante si alguien conocido los tratara de esa manera.

Es asombroso ver que una persona formada pero con un nivel de educación social bajo, logre tanta llegada a un sector de la población y en realidad, es muy triste.

No estamos hablando del uso de la H o de la Z, estamos hablando de la falta de interés en el receptor dentro del proceso de la comunicación ya que, si hablamos mal, poco claro y con groserías o falacias, en realidad estamos demostrando que no nos importa quien nos escucha, que podemos decir cualquier cosa y por lo tanto la calidad del mensaje importará menos aún.

Mira como hablas y te diré quien eres, parece algo superfluo pero es muy profundo.

Con los arrebatos que muestra Milei en un discurso o una entrevista, se hace muy dificil pensar que podría tener un desempeño ejecutivo, más allá de cuestiones ideológicas, que no represente un peligro que genere conflictos de todo tipo con violencia y represión.

El fenómeno no es él, es la sociedad que lo ve como opción.

Hay casi 50 días para reflexionar. No los desperdiciemos.

José Luis Martínez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *