Mientras los legisladores debaten, los bots de IA Generativa están diciendo: “Disculpen la interrupción, pero tenemos contenidos que crear”.
El enigma se intensifica: ¿A quién pertenece la pluma digital en la era de los autores automáticos? Mientras los legisladores fruncen el ceño en las cámaras legislativas, lidiando con la enigmática convergencia entre la IA y Copyright, los robots generativos como ChatGPT no están de humor para detenerse.
Estas maravillas de la IA producen sin descanso una avalancha de contenidos -desde libros enteros y artículos académicos hasta obras de arte y música- cada vez más sofisticados y potencialmente valiosos.
El Servicio de Investigación del Congreso de EE.UU. ha planteado un complejo dilema intelectual, jurídico y legislativo: ¿quién posee los derechos de los contenidos generados por los sistemas de IA?
Según la legislación actual – perdón bots – sólo los humanos se llevan el cetro de los derechos de autor.
Mientras tanto, los sistemas avanzados de IA como DALL-E y ChatGPT están produciendo libros, artículos y obras de arte de pleno derecho que tienen a los expertos legales desorientados.
Aunque una reciente sentencia judicial dio el visto bueno a la autoría no humana, la Oficina de Copyright de EE.UU. está dejando la puerta entreabierta, sugiriendo que las obras generadas por IA que “incorporan” la creatividad humana aún podrían ser susceptibles de derechos de autor.
Mientras lidiamos con las zonas grises de las infracciones de los derechos de autor, los legisladores no solo de Estados Unidos, sino de todo el mundo, sienten la presión de evolucionar.
Diario TI