Está tomando bastante fuerza en las redes sociales un discurso muy peligroso y de carácter muy limitado.
Es el de suponer que los votantes de un espacio político posee determinadas características.
Por dar algunos ejemplos, “vagos”, “chorros”, “planeros” o del otro lado “honestos”, “trabajadores” y así muchos más.
El análisis que se puede hacer al respecto es prácticamente nulo, porque es imposible determinar factores tan amplios en terrenos tan ambiguos.
Lo triste de toda esta movida difundida por fanáticos, es que construyen un imaginario social no sólo erróneo sino basado en un desprecio al que vota distinto.
Conozco a personas que votan a un espacio político determinado y son de las más trabajadoras que ví, gente luchadora, íntegra y bondadosa; también conozco a personas que votan a otros espacios con características similares.
Asimismo sé y lamentablemente tuve que tratar con gente que -no sólo no trabaja tanto- sino que usa el trabajo ajeno para su propio beneficio, (los ventajistas) que ejercen su voto en cualquiera de los espacios políticos.
Por eso, el voto no determina, puede orientar al individualismo o al bien común, pero no determina.
Entonces, alimentar esa pavada sin sentido, es promover un discurso fuera de toda coherencia aplicable, que evidencia una personalidad bastante lamentable y poco inteligente de quien lo comparte.
Porque las generalizaciones no son buenas.
Hay chantas en todos lados y votan todos en espacios diferentes.
Joselo Riedel