Una explosiva combinación de anuencia o connivencia de algunas autoridades, dejadez de los servicios de Inteligencia y una esmerada planificación en las redes sociales allanó el camino para intentar derrocar la voluntad popular.
Miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro que reclaman un golpe de Estado invadieron hoy por cuatro horas y provocaron destrozos en el Palacio del Planalto (casa de gobierno), el Congreso y el Supremo Tribunal