Miles de personas salieron a las calles de Lima para expresar su rechazo al gobierno interino y a la represión policial, en una marcha bajo la consigna «Ni un muerto más».
Una explosiva combinación de anuencia o connivencia de algunas autoridades, dejadez de los servicios de Inteligencia y una esmerada planificación en las redes sociales allanó el camino para intentar derrocar la voluntad popular.