Guía para no especialistas para entender un poco más que pasa con el dolar

Blue, “contado con liqui”, MEP… ¿De qué se trata? Si tenés claro todo eso, avanzá hasta el próximo subtítulo. Si no, permitime interrumpir el hilo y guardate esto a mano.

El dólar blue es ilegal, aunque es tolerado. Su operatoria es opaca y el volumen que mueve es pequeño, del orden de los 5 o 6 millones por día.

No debería influir sobre la inflación, pero genera titulares, crea climas y, sobre todo en el pequeño comercio, puede incrementar la ansiedad por remarcar en previsión de posibles crisis que encarezcan los costos de reposición de la mercadería.

Más relevantes son los tipos de cambio negociados en bolsa, el “contado con liqui” (CCL) y el “bolsa ” o “MEP” (Mercado Electrónico de Pagos”.

Su operatoria es legal y mucho más grande que la del blue.

Dada la dureza del cepo, que veda a muchas empresas necesitadas de importar el acceso a las divisas, el mercado del CCL es cada vez más relevante en las estructuras de costos y, con eso, en la inflación.

El CCL y el MEP surgen de la compra de bonos en pesos y de su venta posterior en dólares, operatoria de la que emerge un tipo de cambio.

Por tratarse de transacciones entre privados, la misma no afecta las reservas del Banco Central. La única diferencia entre ambos es que el primero finaliza con los dólares resultantes en el exterior –por eso se lo llama también “fuga”–, mientras que en el segundo toda la operación se realiza en el país y las divisas quedan depositadas aquí.

Por ser ilegal, el blue debería quedar fuera del alcance del Gobierno, pero ha sido usual en esta y otras administraciones que “manos amigas” intervengan en ese mercado mediante compras o ventas de montos reducidos.

En el mercado bursátil, en cambio, la forma de reducir la cotización del CCL y el MEP pasa por la venta de títulos públicos en pesos –lo que baja su cotización– o por su compra en dólares –lo que sube esta–; de ese modo, el cociente resultante baja en el corto plazo.

Esto es lo que se ha hecho y se está haciendo, y a eso apunta el plan de Massa de que el Tesoro concentre todas las tenencias de títulos en dólares de dependencias del Estado como la ANSES y otras.

Esos bonos pueden negociarse en cualquiera de las dos monedas.

Los problemas –serios– de esa estrategia son dos: implica la transferencia de deuda en manos del propio Estado al sector privado, lo que complicaría su eventual renegociación y refinanciación; con las actuales cotizaciones, venderlos supone convalidar precios de remate, cercanos a un cuarto de su valor nominal, el que en teoría debería ser pagado a su vencimiento.

Más claro: vendo a 25 lo que mañana va a costarme 100.

Esto último es atender una urgencia de corto plazo al costo más elevado imaginable.

Marcelo Falak

desPertar / Letra P

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